La primera célula sintética ya es una realidad. Científicos del Instituto J. Craig Venter, en Rockville, Maryland, y San Diego, California, ensamblaron un genoma bacterial y lo trasplantaron al citoplasma vacío de una bacteria similar, creando la primera célula autorreplicadora sintética, reportaron ayer las revistas New Scientist y Science.
La célula fue creada formando el genoma de un patógeno de las cabras llamado Mycoplasma mycoides a partir de segmentos más pequeños de ADN sintetizados en laboratorio, para después insertar el genoma en el citoplasma de una bacteria parecida, Mycoplasma capricolum.
El genoma trasplantado se activó en la célula huésped y se dividió una y otra vez para hacer miles de millones de células de Mycoplasma mycoides, indicó la revista New Scientist en su página electrónica.
El equipo de Venter había logrado crear un genoma sintético y trasplantar un genoma de una bacteria a otra, pero en esta ocasión combinaron las dos técnicas. “Es la primera célula autorreplicadora en el planeta cuya progenitora es una computadora”, dijo Venter en alusión al hecho de que su equipo convirtió un genoma que existía como información en una computadora en parte de un organismo que se comporta como un ser vivo.
Los científicos crearon el nuevo genoma usando secuencias de ADN que inicialmente fueron ensambladas por una máquina, pero se usaron bacterias y células de levadura para unirlas y duplicar la información genética que contenían.
La biología, al servicio del hombre
Asimismo, la célula en la que fue insertado el genoma sintético contenía sus propias proteínas, lípidos y otras moléculas orgánicas. Venter mismo sostuvo que su equipo no creó vida. “Hemos creado la primera célula sintética. Definitivamente no hemos creado vida de la nada porque usamos una célula receptora para activar el genoma sintético”, explicó.
El trabajo del Instituto J. Craig Venter fue una “demostración de principio”, pero futuras células sintéticas podrían ser usadas para manufacturar medicamentos, biocombustibles y otros productos. “Tan pronto como el año próximo, la vacuna contra la influenza que uno pueda obtener podría haber sido creada sintéticamente”, declaró Venter.
El científico dijo que el procedimiento puede ser un instrumento importante para manejar procesos biológicos. Con este método, científicos proyectan diseñar algas que puedan atrapar el dióxido de carbono y producir otro tipo de hidrocarbonos de utilidad en refinerías. También podría usarse en la creación de sustancias o ingredientes alimentarios y hasta en la limpieza del agua. “Esto se convierte en una herramienta muy poderosa para tratar de diseñar lo que queremos que haga la biología. Tenemos una amplia gama de aplicaciones en mente”, dijo Venter.
Fuente: frontera.info
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