La idea del matrimonio homosexual en Argentina comenzó a debatirse en forma tibia después de que España la aprobara en 2005. En 2009, mientras en la Ciudad de México también se autorizaba, una diputada progresista aliada al Gobierno de la peronista Cristina Fernández de Kirchner y otra del Partido Socialista presentaron un proyecto de ley en Argentina. La iniciativa cobró fuerza cuando el ex presidente argentino Néstor Kirchner (2003-2007) asumió como diputado el pasado 10 de diciembre y se comprometió a apoyarla. Se trata de uno de los pocos proyectos que han logrado cierto consenso para movilizar un Congreso casi paralizado por sus diferencias. Días después, el 28 de diciembre una pareja gay logró la autorización judicial para casarse en Ushuaia, la ciudad más austral del mundo. En 2010 otras cuatro parejas, incluida una de lesbianas, consiguieron casarse en Buenos Aires. Pero todos esos enlaces están sujetos a una polémica que puede llegar hasta la Corte Suprema. Una eventual ley sancionada por el Congreso acabaría con las disputas en tribunales.
Después de 12 horas de un tenso debate donde se mezcló la religión, la antropología y la psicología, y que acabó ayer a las 2.25 hora argentina, la Cámara de Diputados aprobó el matrimonio gay por 126 votos a favor contra 110 en contra y cuatro abstenciones. En las tribunas del recinto festejaron los colectivos de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales, con banderas del arco iris en mano, mientras que se lamentaban algunos católicos que rezaban el rosario. Pero si bien el responsable legislativo de la Conferencia Episcopal Argentina, Antonio Marino, calificó ayer la aprobación de "muy grave", no ha habido en este país manifestaciones callejeras de los católicos en contra del proyecto, como las hubo en España.
Cada grupo parlamentario dio libertad de conciencia a sus diputados a la hora de votar esta ley. Sucede que los dos partidos tradicionales de Argentina, el peronismo y el radicalismo, suman votos de izquierda, centro y derecha. De los 126 votos positivos, los principales apoyos provinieron de 46 diputados del peronismo kirchnerista (la mitad de un grupo que suma 87 escaños), 28 de todas las fuerzas de centroizquierda, sólo 17 del radicalismo (sobre un total de 43) y 16 de la centrista Coalición Cívica (sobre 19). La mayoría de los peronistas disidentes y conservadores se opuso.
La votación en el Senado será más difícil porque la centroizquierda apenas suma tres senadores y la Coalición Cívica, sólo uno, frente a los 37 que necesita una ley para sancionarse. Los principales grupos de la cámara alta son el kirchnerista (31 escaños), el radical (14) y el peronista disidente (siete).
Fuente: elpais.com
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