El reencuentro entre madre e hijo se produjo en la ciudad argentina de Córdoba (al norte de Buenos Aires). «Lo único que atiné a decirle fue que todo estaba bien y que la perdonaba», declara el muchacho al diario Clarín. Antes, el sábado, había recibido una llama en su teléfono móvil. «Hijo mío, soy yo, tú mamá. No me odies. Perdoname. Me acordé siempre, nunca me olvide de vos». La voz de la mujer que «tuvo la valentía de bancarme (aguantarme) siete meses y no abortar», le dejó unos segundos sin habla. Superada la impresión ambos quedaron en verse al día siguiente en una plaza cordobesa.
Entre lágrimas y abrazos Mauricio se reconoció en el rostro de su madre. «Puedo verme en tus ojos», le dijo. Charlaron durante media hora, tiempo suficiente para que ella le dijera que su padre fue «un accidente», que ahora había rehecho su vida pero que nunca había vuelto a tener hijos. El joven supo que su embarazo fue totalmente clandestino. Ella lo ocultó con una faja y Mauricio atribuye a esa presión en el feto que él naciera sietemesino y con un sólo riñón.
Sin rencor y con el agradecimiento infinito a sus «papás del corazón» que le han criado y apoyado en esta búsqueda, el muchacho aseguró después de verla: «Me sentí pleno, nunca había experimentado la serenidad del alma. Por fin pude cerrar mi historia». A partir de ahora su página de Facebook, la que le sirvió de puente para llegar a su madre, tendrá otro nombre, «la rebautizaré, Ya la encontré», asegura feliz.
Fuente: canaldenoticia.com
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